Cómo perfeccionar tus habilidades de venta

Aunque tengas todas las habilidades que usualmente se le exigen a un vendedor, es esencial que trabajes regularmente para entrenarlas y mejorarlas. Es fácil caer en la autocomplacencia una vez que confías en tus talentos y habilidades, lo que puede llevar a un estancamiento a largo plazo. Y una vez que empiezas a dormirte en los laureles, se pierden ventas.

Para prevenirlo, lee los siguientes consejos.

Cómo vender mejor

Centrarse en las personas

Una forma fácil de ganarse la confianza de la gente es demostrar tu autenticidad. Si le das prioridad al cliente, se dará cuenta y desarrollará su confianza en ti. Esto hará que sea más probable que asimilen lo que les dices.

¿Cómo generar confianza? Simplemente escuchando. Preguntarles por sus deseos en una posible transacción y lo que esperan ganar con ella es un buen comienzo. Si puedes responder a estas emociones de forma sincera, intentando encontrar realmente una solución para ellos, es más probable que hagan negocios contigo, ahora y en el futuro.

También debes hacer un seguimiento y asegurarte de que entienden perfectamente lo que les estás explicando. Preguntas como "¿tiene sentido?" y "¿puedo explicar algo más detalladamente?" son útiles para asegurarse de que están en la misma página. Cualquier error de comunicación puede hacer perder una relación valiosa.

Inyectar personalidad

Ser uno mismo es otra forma de ganarse la confianza de la gente. Si tu personalidad encaja con la del cliente, es más probable que se abra y tenga una conversación real contigo.

Esto también significa conocer tus puntos fuertes y aprovecharlos. Si eres excelente para captar nuevos clientes, céntrate en los nuevos negocios. Si se te da mejor mantener las relaciones con los clientes existentes, concentra tus energías en ello. Tus habilidades naturales son extremadamente beneficiosas, así que asegúrate de que sean esas las que estás afinando.

Impulsar tu presencia digital

Otro modo de perfeccionar tus habilidades de venta es ser activo en Internet. Tanto si se trata de redes sociales como de un blog, puedes sacar provecho de estas plataformas de muchas maneras. Por un lado, puedes mantenerte conectado con tus clientes actuales, permaneciendo en su mente y quizás recordándoles que vuelven a necesitar tus servicios.

Además, puedes forjar relaciones con nuevos clientes que quizá no conozcan tu negocio ni cómo puede ayudarles. A través de herramientas de segmentación, puedes aumentar el conocimiento de tus servicios y convertir a personas que no te conocían en clientes fieles.

También puedes mostrar tus conocimientos sobre el sector con artículos en tu blog sobre tendencias y novedades. Tener una voz y ser un líder de opinión puede hacer maravillas para tus objetivos. Esto también te obligará a mantenerte informado y te convertirá en un vendedor más eficaz.

Analizar tus éxitos (y fracasos)

Es fundamental saber qué te funciona y qué no. Echa un vistazo a tus victorias y desglosa cuáles fueron tus estrategias en cada caso. Si descubres que un método te funciona una y otra vez, mientras que otro es menos fructífero, sabrás en qué centrar tus energías. Una vez que elimines esta grasa, te quedarás solo con las habilidades más magras que tengas en tu arsenal. Ahora puedes trabajar para perfeccionarlas.

Organízate y deja de procrastinar

Mantener un espacio de trabajo organizado y limpio es esencial para un rendimiento óptimo. Si no puedes encontrar la información de contacto de ese gran cliente, estás destinado a perder su negocio en el futuro. Todo el tiempo que se pierde buscando archivos o rastreando correos electrónicos es una pérdida de eficiencia que no puedes permitirte.

Del mismo modo, dejar las cosas para más tarde puede hacerte perder una venta. Si dudas en hacer esa llamada, aunque sea una hora, puedes perder la oportunidad. Actuar con constancia y regularidad puede considerarse como una práctica: cuanto más haces algo correctamente, mejor lo harás en el futuro.

Autocuidado

Dicho todo lo anterior, hay que saber cuándo hay que tomarse un descanso. Si llegas al burnout, tu nivel de rendimiento general baja y acabas perjudicando tu carrera más que beneficiándote. El equilibrio se está convirtiendo en un tema cada vez más candente por esta misma razón.

No dejes de trabajar duro, pero ponte límites. Hay que saber cuándo bajar el ritmo y cuándo ir a toda velocidad. Sabrás cuando tu rendimiento empiece a resentirse. Así que escucha a tu mente y a tu cuerpo y tómate un tiempo para reponer fuerzas.

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